Otra victoria en la noche para el gobierno: Aprobada Inocencia Fiscal

12/27/20252 min read

Aprobada la Ley de Inocencia Fiscal: un cambio histórico que pone fin a la persecución del contribuyente

El Congreso aprobó definitivamente la Ley de Inocencia Fiscal, considerada por especialistas y referentes económicos como una de las reformas más importantes de los últimos 30 años en la relación entre el Estado y los ciudadanos.

La norma marca un cambio de paradigma profundo: por primera vez, el Estado parte de la base de que el contribuyente es inocente y cumplidor, y no un sospechoso permanente. Un principio básico en cualquier país serio, que ahora se convierte en ley en la Argentina bajo el gobierno del presidente Javier Milei.

Un Estado que confía en quienes hacen las cosas bien

La Ley de Inocencia Fiscal pone fin a décadas de persecución sistemática a trabajadores, profesionales, comerciantes y pymes, que eran tratados como evasores por defecto.

A partir de ahora:

  • la carga de la prueba recae sobre el Estado,

  • se limitan fiscalizaciones arbitrarias,

  • se termina la criminalización por errores formales,

  • y el control se enfoca donde realmente corresponde: en quienes evaden de verdad.

Es una ley que devuelve dignidad, seguridad jurídica y sentido común.

Fin al abuso burocrático

Durante años, el sistema fiscal argentino funcionó como una máquina de castigo contra el que producía. La nueva ley desarma ese esquema y establece reglas claras, previsibles y justas.

Desde el Gobierno explican que perseguir al que trabaja destruye la economía, mientras que perseguir al evasor real fortalece al Estado.

La libertad como norma, no como excepción

La aprobación de esta ley resume la filosofía del gobierno de Milei:
la libertad vuelve a ser la regla y no la excepción.

Un Estado más chico, más eficiente y más justo, que deja de asfixiar a los ciudadanos de bien y se concentra en garantizar reglas claras.

Conclusión: un antes y un después

La Ley de Inocencia Fiscal no es un ajuste técnico: es un acto fundacional de una nueva Argentina.
Una donde trabajar, producir y cumplir la ley no es un riesgo, sino un derecho protegido.

Con esta aprobación, el mensaje es contundente:
basta de persecución a los argentinos de bien. El país empieza a confiar en su gente.